domingo, 30 de agosto de 2009

Conflictos internos

La principal causa de la detención del desarrollo de la mente en la dimensión de profundidad, que a su vez es la que impide que el hombre pueda encontrarse a sí mismo y alcanzar la plena conciencia de su realidad central, radica en la multitud de problemas internos que el hombre ha ido acumulando desde la niñez y que lleva consigo, pendientes de solución, aún sin darse muchas veces cuenta de ello por estar fuertemente reprimidos en su inconsciente. Estos problemas producen siempre en el interior de la persona, en mayor o menor grado, un triple efecto:

- Un bloqueo de energías, principalmente en forma de impulsos vitales y afectivos.

- Unas ideas erróneas o contradictorias, que afectan lo mismo a la valoración de sí mismo que a la valoración del mundo y a la de su conducta.

- Una serie de actitudes y hábitos negativos y encogidos, tanto en el aspecto físico como en el afectivo y en el mental, que obligan al hombre a una conducta en círculo cerrado.

La manifestación subjetiva permanente de este estado interno de conflicto es el temor y la hostilidad que afectan y colorean toda la vida de la persona, y, a la vez, constituyen la barrera interna que se opone a que la mente consciente llegue a sintonizar, a conectarse con el eje auténtico de su propia realidad detrás de esta zona de conflicto. Y todo esto ocurre, evidentemente, sin prejuicio de que por otra parte la persona desarrolle una serie de cualidades positivas, intelectuales y caracterológicas. Cualidades que si bien pueden darle la ilusión de que ya «funciona bien», no son en realidad más que un pálido reflejo de las que verdaderamente podría expresar si por dentro fuera libre y pudiera disponer de todos sus recursos potenciales.
Antonio Blay - La personalidd creadora

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